Mis primer contacto con el entorno.

El día viernes regresé a Navojoa a preparar mis cosas para irme a mi lugar de trabajo. Salí con mis papás el sábado por la tarde y viajamos hasta Hermosillo para dormir allí. Salimos de la ciudad el domingo por la mañana y a medio día ya estábamos en el ejido "Último Esfuerzo". Llegamos a la escuela, donde hay 4 salones y cuenta con 2 casas del maestro. Cuando llegué había una ocupada por otro maestro que laboró en el plantel el año pasado y estaba otra desocupada en donde pensaba quedarme a vivir con la otra maestra que llegaría más tarde.

Mientras que esperábamos la llave para poder entrar a limpiar la casa, tuve tiempo de explorar el contexto. La escuela está ubicada a la orilla de la comunidad, por lo que está junto al desierto. Pude ver los salones por fuera, cubiertos de polvo por todos los rincones, como si las aulas no se hubieran usado en años, aunque me dijeron que eso pasaba cada vacaciones por las tormentas de arena que se hacen.

Al llegar la ex-presidenta de la sociedad de padres de familia de la escuela, la maestra con la que me quedaría, que ya había llegado, y yo entramos a limpiar. La casa del maestro está en muy malas condiciones. Las láminas tienen algunos agujeros por los cuales se podría filtrar el agua de lluvia. También está muy mal aislada, aunque cuenta con 2 habitaciones y un baño completo. También me comentaron que puede que haya algunos nidos de serpientes y alacranes cerca, por lo que la idea de vivir en esa casa me causaba más terror que alegría.

Para mi suerte, la ex-presidenta de la sociedad de padres de familia, que también es maestra, me ofreció quedarme con ella mientras decidía si mudarme a la casa del maestro o buscar otro lugar donde vivir.

Personalmente, me sentía muy abrumada por todas las nuevas experiencias que estaba viviendo al mismo tiempo, aunque resaltaba el sentimiento de desolación, pues por primera vez, me separaba de mi familia, y en tan poco tiempo.

Lo siguiente que viví fueron mis primeros días como docente...